Tus manos siguen la senda de mi desnudo cuerpo y desembocan en los oscuros rincones de mis deseos, y allí, cual firmes centinelas del mayor tesoro que poseo, y cual ladronas de cuento, se apoderan de mi voluntad de hierro.
( AL LLAMAR DÍ QUE ME VISTE EN LOQUOVIP )